me calienta 
Samwell Tarly
y
Jon Snow
es feo
Listo. Lo dije.

Sobre la religiosidad

No tengo cuentas en las manos, ni sostengo un rosario fluorescente. No creo que algún dios exista, tampoco en un destino inevitable. 
Aún así levanto mis ojos, con la primer estrella del atardecer y casi como un mantra repito: "que no sea lo mismo de siempre, que no sea lo mismo de siempre, que no sea lo mismo de siempre, quenosea lo mismo de siempre, quenosealo mismo de siempre, quenosealomismo de siempre, quenosealomismode siempre, quenosealomismodesiempre, quenosealomismodesiempre..." 
Y no sos lo mismo de siempre. Pero me voy a tomar el rato para averiguarlo.

Quenosealomismodesiempre.

Descubrimiento

Levantás una tela.
De esas que sabés que no deberías.
Jugás con el karma.
Eso que creés no debería existir.
Abrís una puerta.
De esas que no se sabe bien si tienen cerrojo o no.
Ves un par de ojos.
De esos que te atraviesan.
Tocás un par de manos.
De esas que queman.
Te ponés bien vulnerable.
Y prometiste que no iba a volver a pasar.
Dejaste que te cebaran tus propios mates.
Y te gustaron.
Dijiste cosas re bonitas.
Y prometiste que no iba a volver a pasar.
Caíste de nuevo.
Y no querés que sea siempre igual.

Intentarlo

"día del amigo"
14 hs
Un amigo.

- Entonces, hago lo que siento.
- No, nena. Cada vez que hiciste lo que sentías la cagaste. Ahora pensá qué te conviene.
- No, pará. Yo no soy así. Nunca hice lo que "conviene".
- ¿Vos qué querés sentir?
- Tranquilidad.
- No hagas lo que sientas, vos sos un tornado.

Claro. La clave siempre estuvo en cómo quería sentirme, no en hacer lo que sienta hoy. Porque ya sé que mañana va a ser distinto. Y al final, lo único que importa son los sentimientos que se mantienen, que inexplicablemente se sostienen en el tiempo y caduca la etiqueta de "efímero" en ellos.

Cierto tiempo supe cómo defenderme en el día a día. Me acostaba sin pensar en mañana, pero tampoco pensaba en lo que había hecho desde que había abierto los ojos. En el presente, estoy a punto de soltarme al sueño y mi mente se inunda de personas, conversaciones y visiones que tuve en el trascurso de mi lapso despierta. Además de eso planeo en base a mis deseos de a quién o qué quiero ver al día siguiente.

No duele. Pero desde el inicio de la transmutación dejó de doler. No es que me molesta que cada vez que me lancé a la pileta fué con ganas y jamás vi el concreto; no es que la explicación del "fracaso" se basa en las expectativas; no es que tenga miedo a quedarme sola; tampoco tiene que ver con la idea de que quiera transformar lo in-transformable. No. La historia no se está contando así.

Cuando tenía 12 necesitaba entender qué quería ser para elegir a qué escuela ir. Quise ser arquitecta. Quise entrar a una técnica. No pude.
Cuando tenía 17 quería ser cineasta, guionista en realidad. Mi mamá pensó que ir a la gran urbe sola significaba ansias y deseos de drogadicción. Me drogué igual, pero estudié Periodismo. En una ciudad pequeña y militar.
Cada vez que quise, dejé que los deseos de los demás, las impertinencias del destino y los desalientos de los que no pudieron invadan mis sentimientos. Y me conformé con lo que tenía en la mano.
Así, entonces: cualquier caballo me llevó a cualquier puerto a tomar cualquier barco y todos se hundieron.

Pero ¿sabés? ahora sé que no hundí esos barcos sola. Y también sé que de tanta ingeniería marítima fallida encontré madera para armar mi propio navío. No sé si será la madurez pegando duro, o tal vez las conversaciones correctas, en el momento indicado, con la persona adecuada lo que me está dando el pié para empezar de nuevo a reforzar los cimientos.

Los cimientos son la paz que deseo para mí mañana y para los que amo, siempre.

Y estoy empezando a amar. O intentándolo. Pero aprendí que con intentarlo pierdo nunca.


Las cosas que se suponen

Cuando uno está navegando una adicción, siendo partícipe de ella, a veces comienza a hacerse consciente de que no puede hablar. A veces, uno se entiende en ese momento. Y la lucidez, no es felicidad. Cuando uno se mira al espejo y ve todo lo que hace con si mismo, esa epifanía, no es de las mejores. Porque no somos enteros, no somos perfectos, y siempre vamos a necesitar cambiar algo de nosotros. 

No del resto, de nosotros. ¿Entendido?

Nadie está acá para cambiar a nadie. Nadie está acá para agarrar algún palo gigante y abrirle el alma a la gente en contra de su voluntad. Y yo lo entiendo. Las palabras salen muy fácilmente cuando no es uno el que está sufriendo, cuando no es uno el que lo está sintiendo. Gente que tal vez me ama quiere hacerme entender que soy alguien que no soy, porque cumplo con "normas" que ellos armaron estructuralmente en su cabeza y me metieron en esa bolsa. 

Es importante que nos dejemos en paz, que si vamos a ser amigos seamos realistas y nos amemos como somos. Y si vemos que el otro está haciendo algo que lo va a destruir, intentamos acompañar para poder estar ahí sea para juntar los pedazos o festejar la integridad. 

La luna, los planetas, los próximos eclipses... Tal vez eso es lo que nos está haciendo no-entender-nos. No importa lo que sea, porque por mas fuerza irremediable que nos empuje a ser idiotas, nacemos con un instinto de supervivencia y deberíamos hacerle caso. Para que yo te deje en paz, vos necesitás dejarme en paz, con mis porquerías.

Lo que se supone que vos y yo tendríamos que estar haciendo porque somos "amigos" es mentira. Dejemos de tomarnos licencias con las personas que nos aman. Porque que nos amen no es un derecho, es un privilegio; en todo caso, un derecho ganado y debe ser mantenido. Con amor y comprensión.

Lo que no se toca

No importa.
Íbamos a ir al museo, te iba a comprar un atril para que pintaras tus miserias y tus miedos. Iba a poner el lavarropas con tus remeras y las mías con poco jabón para que me quede tu olor.
No importa.
Te iba a llevar a la playa en carpa y al bosque sin encendedor. Íbamos a tomar cerveza todas las veces que nos hiciera llorar.
No importa.
Íbamos a hacer un licuado de frutas en silencio mientras el sol entraba por la ventana. Ibas a ir a comprar facturas todos los sábados y no ibas a comer ni una miga, pero ibas a comprar como para dos.
No importa.
Me ibas a pagar cualquier pancho en cualquier lugar aunque te parezca una porquería mi amor por la comida chatarra. Me ibas a mirar mirando las estrellas y te ibas a reír de todas las pelotudeces que dijera.
No importa.
No me ibas a decir quién sos, nunca. Y yo no te lo iba a preguntar, jamás. De vez en cuando ibas a tomar mates, y fumarte un pucho, sólo para tener el sabor a mi.
No importa.
Ibas a ignorar mi existencia como si no fuera posible para mi quererte, pero me ibas a dar la mano bien fuerte cada vez que me vieras. Ibas a ser quien se fascinara con mis encías cuando sonrío.

No importa si nunca ibas a entender qué hacía yo ahí. Porque yo lo presentía y vos lo sabías: los amigos imaginarios no aman. Los amigos imaginarios se escapan. A otra imaginación.

Hasta que le sangren las manos...

Tenía un puñado de tierra roja en las manos. Le daban arcadas de tanto mirar el horizonte detrás de él. Todos esos árboles, charcos y piedras con los que se había dado coscorrones lo observaban a lo lejos e insinuaban que volverían, que lo harían miserable.
Hacía rato que no sonreía en silencio, en soledad y de felicidad real. Le habían mostrado un mundo, había elegido otro y, sin embargo, sentía la espina de esa vida a la que no se arriesgó. Todo eso que quiso controlar, comprar y dominar se volvió en su contra y ahora en vez de flores tenía tierra roja en sus manos. Siguió cavando, no hay tiempo para distraerse en sentirse mas hombre, vulnerable. Hay que morir y dejar algo parado con tu nombre en un placa debajo.
Gritó siempre su verdad, dejando que el cinismo dijera por él: "depende el punto de vista". Se olvidó que hay cosas que "son" y no hay forma de cambiarlas. Cosas como, por ejemplo, personas. Que por mas que parezcan objetos, son entes pluricelulares con conciencia de sí mismos y dueños de sus actos, recolectores de resultados de sus acciones, capaces de mutar y pulir su cuerpo inconsciente con el fin de sobrevivir.
Porque ser darwinista es pensar que cuando el caparazón me molesta, debo mudarme. Y no gritar, patalear y acostarme a remorderme la siesta del egocentrismo. Mutar, mudar, salir adelante. Dejar ir, soltar, entender. ¿No entendió esas palabras? No. Ni aunque le peguen en la cabeza con un diccionario.
Pero estuvo bien, sostuvo la tierra en sus manos, cada puñado que quitó del firmamento lo maldijo y lo lanzó a una montaña que pronto volvería a ser compacta, firme, como antes. Como lo veas, es como es. No importa qué te diga, o cómo te habló al oído las palabras mas dulces. No le creas cuando dice que está guardando la calma, porque sabés que en su interior está haciendo un berrinche. Pensás que ves al costado del camino a un hombre haciendo un pozo para plantar un árbol.
Sabemos quién es: un hombre que quiere que la tierra deje de ser tierra, alguien que no acepta al Mundo como és. Y va a seguir cavando hasta que le sangren las manos.

Y te deseo que te muerda un perro

Cuando era chica me encantaba inventar historias, crear las ficciones me fascinaba. Tenía algunas cosas escritas y siempre que estaba en proceso creativo no podía evitar ser algún que otro personaje. Se ve que siempre me gustó meterme en el personaje, hacer de cuenta que era otra persona, que tenía distinas aficiones a las reales.
A veces era la hija perfecta, a veces rebelde con reserva para no hacer enojar a mis padres. De alguna manera siempre terminaba haciendo algo bien para alguien y complaciendo sus deseos. Practicar los diálogos de esos roles se volvió mi forma de pasar el rato, siendo hija única era muy difícil hacer cosas colectivas con muñecos y juguetes. No podíamos todos juntos cantar una canción. Entonces hacía de cuenta que sí, que cantabamos, que bailábamos, que teníamos conversaciones. A veces practicaba charlas con algún chico que me gustaba, o tal vez cosas que quería decirle a mis padres pero no me animaba. Es verdad, no me animé nunca a ninguna de las dos cosas. Hasta que el destino me fue presentando, introduciendo y obligando a pasar el rato con textos en los que se desenmascaraba toda esa opresión que sentía.
Esas palabras escritas por gente que no me conocía, que de hecho ni conocían internet o los grabadores de periodistas, entraron sin pedir permiso y me quitaron el velo. Me dí cuenta, de a poco, casi sin querer, que estaba queriendo ser alguien más, que estaba queriendo ser otra persona. De hecho quería ser quien otre me dijera que sea. Así, entonces: la experimentación.
Comencé con rozar los límites de mis sobreprotectores y jugar con sus reglas para lograr mis propias metas. Me agarré de la mano de alguien que no me soltó hasta que no pasé a la siguiente etapa y fue valioso para mí, aunque tenía sus propias reglas que ya había yo aprendido a cumplir para complacerle. Me retiré.
Lo próximo fue aprender a decir que si a mi pasión infinita. La música, el escenario y la manipulación del humor del público empezaron a aparecer. Gozaba de mi simpatía y exploraba mi voz externa para saber qué quería hacer con ella y cómo. Ahí encontré guías, amigos, compañeros de crimen que a veces odiaba y otras no podía evitar amar. Con ellos conocimos mucho mundo, de ese que según "las personas normales" te enturbia, te flagela, te droga, te arruina. Entendimos que nos aclaraba, nos curaba, nos despertaba y nos daba vida. Sentíamos que sólo nosotros podíamos entendernos: hablábamos de libros, de música y de sexo. Nos desinhibíamos bailando, tocando, componiendo para exponernos y dejar libre todo eso que nos encarcelaba.
Un día quise mas. Quise encontrarme con otro estado de la conciencia a través de la música. Pero. Siempre hay un pero. A veces el león se viste de cordero. Y toca bien la batería. Y medita. Y se mete en tus sueños. Inventa magia. Y creés que ves esa magia. Pero no. Siempre hay un pero. Era una persona, una más de éste mundo, con deseos oscuros, con frustaciones, con dolores, con desesperación. La expectativa que puse en él, duende de lo incierto, fue demasiada y me dejó paralizada ver que, no solo no era quien yo pensaba, era alguien tan distinto a mi. Era alguien tan lejano a mis anhelos. Era alguien tan difícil de soltar. Era alguien que rompió conmigo, rompió mi ser, me dejó marcas en la piel. Era alguien que mentía sobre la pureza de su alma, sobre su simpleza. Era un borracho mas, un violento mas de ésta Tierra.
Si. Me encontré con todo un espacio en el que mi conciencia se separó de mi cuerpo, se sentó a mi lado y charlamos y charlamos y creímos al final, que lo teníamos solucionado.
Pero. Siempre hay un pero.
No era así. Y volvimos a caer en manos de un macho dominante, con aires de grandeza. Pero era mas inteligente. Su violencia era psicológica. Desde el día 1 de todos esos días. Y yo, lo dejé. Dejé que me rozara toda mi demencia y dejara salir muchas esporas para al fin verme y ver lo que no quiero.
Me acerqué a guías que estudiaron para guiar, que se sentaron a escuchar, y sólo dejaron que me pavimente el camino sola. Pensé que estaba loca, que estaba perdiéndome. Estaba encontrándome. Estaba viendo a la cara la violencia del mundo y mi impotencia hacia ella. Estaba viendo como quería constantemente convertirme de nuevo, como cuando chica, en otra persona. En la persona que él quería. Y yo ya no quería a esa persona, no quería ser ella.
Un día le dije que era insegura y que sólo quería ser perfecta para él, y tiró de esa cuerda, tan fuerte, que cuando la solté cayó hacia el vacío.


Nadie, nunca mas. Los dientes, nunca mas. Nadie nunca más va a mostrarme los dientes y voy a dejar que me supere. Para quien esté sufriendo o haciendo sufrir a alguien de alguna manera parecida, les dejo una premisa muy importante que de tanto porno y entretenimiento nos hemos olvidado: Todas las personas del planeta, tienen integridad. La tienen, la van a tener y la tendrán por el resto de sus vidas. Todas las personas son y serán dueñas de su cuerpo, podrán hacer por la eternidad lo que quieran con él. Si vos querés amar algo, aprendé a amarte primero. Y valorá la integridad de otro como tuya. Y no mientas mas. Que el único que pierde, sos vos.

De cómo quiero morir

ésto es todo lo que está bien
yo soy del río helado del deshielo
y del aliento con vapor
soy de la cara tosca
y los puños sobre la mesa
soy escudera
y guardiana
de armas y revoluciones
ese es mi monumento


Röyksopp, Robyn - Monument -