Del hombre del que no se sabe nada

Es el tipo de persona que creés, no te está mirando con profundidad. Te da como una sensación de que ni siquiera te está escuchando. Te trata con la distancia que un ignorante al filósofo, y el humo del malhumor se ve desde lejos sobre su cabeza. No se quiere y se tiene respeto. Armó esa conjunción extraña y casi inverosímil amor-miedo; siente los dos, en su pequeño gran cuerpo.
No sabe lo que hace cuando hace algo que no debe, o sabe lo que siente y se lanza a hacer, pero no está seguro de que sea lo correcto. Le tiene miedo a la cuerda floja, pero se para ahí como si fuera un enorme y firme campo de césped.
Lo que digo no es verdad, tampoco es mentira. Son mis ojos engañándome respuestas a preguntas que no le puedo preguntar, que tal vez él no me pueda responder. O no tenga ganas.
Porque si no quiere, no te va a decir ni a vos, ni a mi, ni a nadie. Tal vez a alguien sí... No sé. Pero no va a prometer en vano, no va a contestar pelotudeces y no va a responder a preguntas idiotas. Va a ser sincero en cuánto le parezca útil, si no le parece, simplemente no dirá nada.
A pesar de todo, tolera y escucha. En silencio. Y es tajante en su reacción.
- Te llevo a tu casa.
Y punto.
Todo eso, todas esas palabras que dijo cuando dijo, pueden escribirse en el libro "Idioma escondido del hombre que dice mucho con su mirada pero nadie lo mira como se debe"
- Dame un beso.- decía, tal vez. O quizá -Rajá de acá de una vez, dejame vivir mi soledad-
No se sabe nada de él, poco puede saberse si él no se entrega.
Pero, puedo asegurar sin ninguna seguridad.
Con los ojos cerrados y su cara en las manos, se siente un paraíso que no necesita letras para ser descripto.

Hubo

Hay hombres que les gusta las mujeres.
Hay otros que les gusta cojer.

Extraña

Ya no hay nadie que me indique la dirección de la luna, que la busque conmigo, que me avise cuando está ahí. Camino con la cabeza demasiado pegada al piso y la mente muy cerca del abismo. Ya no está la mano amiga que me deja ver la oscuridad y me sostiene con un cerillo. Nadie sabe mas que ella cómo me gusta la luna y cómo me la niego en momentos de tristeza. El aviso, el estar alerta, tener la luna en su patio... Ahora es todo de ella, ahora no es nada de eso mío.
El hilo, invisible, que nos une. Lo siento desprenderse de mi, cada día, cada noche, cada palo borracho, cada luz de luna. Sentirse suelta, sentirse libre; no es lo mismo si no hay con quién compartirlo.
Pero las luces se apagan. Hay que aguantar la respiración.

Lista para el super:

Lo que no necesito:

Un beso
Un abrazo
Una caricia
Una mirada pasionaria
Pasión
Sexo
Tus manos secas
La pera raspada
Preocuparme
Tus gritos
Tu guitarra fuerte
Tu malhumor gitano
Odio
Miedo
Orgullo
Ciclotimia
Planes
Futuro


Lo que necesito:

Que me suenen la espalda.-