La Verdad

En realidad,
no pasa nada entre la rama y la hoja cuando llega el otoño.
Ya no le da color, 
le va soltando la mano conforme se acerca el frío nuevo.
El árbol se enamora de otras cosas, distintas en esencia.
La hoja busca el piso para ser machacada
herida por la caída.
Esperanzada de renacer en alguna hermana, 
que le de a la rama otro calor.

Y cuando hecha trizas viaje por el viento
va a pensar en el árbol
que nunca pudo moverse de su lugar
y le va a rezar a la salvia de sus raíces
para que ame como ella amó
para que sienta como ella sintió

y nada más.-