Yo me pregunto

Osea, si... Me pregunto varias cosas... Mi reciente revelación y final carcajada, motivo de alegría, me dejó también desconcertada. Las inimaginables veces que soñé y tuve fantasías respecto a ese momento... no se parecían en nada a lo que realmente fué (en éste mundo que todavía no termino de comprender si es la matrix o ella está en mi cabeza).
Tengo respeto por el cambio, mmm... ¡Qué mierda! AMO el cambio, es parte mia, dentro mío: un segundo mal, quinientos segundos bien; pelo rubio, rojo, naranja, marrón y fin. ***Nos fuimos*** 
***Volvamos*** Entonces, decía que tengo un profundo amor por el cambio, es el motor de todo sentimiento. Divino camaleón. Es el mar de bellas y anchas caderas que te seduce, te distrae, te alienta. Esperaba un super-ultra-re-copante cambio; no sucedió.- 
No es malo, tampoco es "uy que bueno!", pero algo es algo. El desmantelamiento de una idea sostenida a través de los tiempos, alimentando idioteces, animando al ganado a ser ganado, de repente... no produjo revolución en el centro del alma. Ningún alma. Ninguna de las dos almas involucradas en el descubrimiento de una costumbre, seguida de un cambio de valores en la consiguiente relación a partir de ello, se vieron perturbadas. Mejor dicho, llendo al grano y arrancando el arroz Gallo... Hay una puerta dibujada a partir de ahora en una pared de mi mente, tengo la llave a medio terminar y espero fervientemente poder pegar un manotazo al picaporte y se abra de par en par, iluminandome con todos sus matices, dándome el camino hacia algún lado, cualquiera sea, que me brinde el cambio.
De nuevo, y para siempre. El eterno cambio, la revolución de entrañas de un alma podrida. 
Un tallo verde y en la copa una brillante flor amarilla que me de su calidez para mantenerme viva.

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