Hay un relato que pretendo relatar con la mayor literatura posible, se me ocurrieron muchos recursos, frases, poemas, situaciones, dos manos sientiéndose juntas. Hay una diferencia abismal entre el hecho real (o no) y el ficticio (o no), un sinfín de oportunidades verbales, de interpretaciones futuras. Solo me abstengo al hecho en principal (o el muy pequeño) de que el alma de mi pecho cayó al limbo de la desesperación. Al infierno de la lujuria viajó una luna y me trajo un suspiro de amor, porque me robó el cielo. Le pedí una estrella y me regaló flores. Es la repentina y a la vez repetida búsqueda del tesoro, es que no ví que no lo iba a lograr. Son las decisiones las que hacen un pesar siniestro, o una bella rosa guiñándome su polem y brindándome cariño.

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