Soy frágil tan fragil, la puta madre. Voy a hacer una cárcel de acero para meterme ahí y no salir nunca mas. No sería lo mas socrático pero tampoco escribiría mas, ni me sentiría tan mal, y tendría motivos para sentirme sola. Necesito un buen moldeador, que no se aproveche de los sentimientos y la sensibilidad. Un artista que me regale un poquito de madera quemada para dibujar colores con ella. Necesito millones de cosas para mi corazón, y sin embargo todo lo que toco se vuelve ordinario. No tengo nada. Nadie. Llename el tanque, dale.
No me interesa escribir bien hoy, porque leerte me pone de los pelos, me encierra en un mundo de colores del que no puedo salir y sé que no es real. Necesito tantas cosas, y creo saber quién tiene la respuesta. O quiero que sea esa persona, y no. No me la quiere dar, no quiere solucionarme la puta pregunta universal que tengo: ¿me vas a amar hasta el cansancio, con todo tu corazón? ¿me vas a convertir en tu musa, sólo para que yo pueda sentir otro canto de sirena que no sea el mio? ¿me amás tanto como para destruirnos a los dos? Una puta historia de amor. Una hija de miles de putas historia de amor. Quiero frenesí, quiero gastarte la mirada. Quiero quemar mis ojos con tu brillo. Entregarme a un fuego, que crezca, que desemboque en otro fuego. Y que no pare jamás.
Viste esa mujer que se empecina con una clase de personas, así que le hacen cositas feas al corazón? Bueno, esa no soy yo. Y vos tampoco sos de esos que le hacen cositas feas al corazón. Si, si, si. Andan diciendo por ahí que el amor salva al mundo, dejemos que nuestro amor salve nuestro mundo. Curemos los dolores con caricias, besos y abrazos. Con miradas tiernas, con valentía. Amemonos. Eso si, hay que amarse eh! No así nomas, un amor de caballero y dama. Un amor incondicional. El amor es un arte que se renueva día a día, si vos no renovás tu necesidad de amarme... me voy a dar cuenta que no me estás amando.
Destrucción masiva
Los sentimientos vuelan como quieren, tienen las alitas de un hada. Miles de pensamientos se atraviesan entre sí, ralentizan el tiempo y las palabras resonantes. Soy una responsable absoluta de mis decepciones. Mis expectativas negativas llegan hasta lo mas oscuro de mi corazón. Todas las imágenes del río llevándose mis pies en su reflejo pasan una por una sobre mi cabeza. Me pregunto cuánto tiempo estuve tan inmersa en tanto llanto. Me pregunto si valió la pena. Si. Así fue.
¿Entonces? digo, como si una voz mágica me fuera a contestar. ¿Qué hago? ¿Mantendré en éste caso tanta libertad de mantenerme helada? Pasé al estado mas tenebroso del agua, cuando he sido tanta lluvia y vapor; tan nada y visible. Ahora me veo y me muestro como me siento: Nula. Neutra, de todo mal. Gritando un auxilio sólo dentro de mi ser, podés ver la calma antes de la tormenta. Pero, aviso: no hay tal tormenta. No existe, porque todavía no vuelvo a ser nada. Estoy helada, quieta. Estancada en mi propio olvido de las cosas. En cómo no me percaté de tan incierto final, así, buscando sólo amor.
Una caricia larga, no una tímida palmadita en la piel con lo que te queda del dedo índice. Una acción de valentía, no una cobarde carta de amor a pocos kilómetros en caballo. Saltemos juntos de la montaña mas alta, pero confiá en mi: no llevo puesto paracaídas. ¿Vos? ¿Cuánto tiempo esperás para venir a buscar lo que es tuyo? Tal vez, no sea tuyo en realidad. Pero todo su fluir está mirándote a vos, dirigiéndose hacia tu espectro. Es libre y danzante, pero te observa con cautela con qué cuchillo te lastimás. Frágil o no frágil, no pareció importar. Entonces, ¿qué queda de aquellos, nosotros, que solo queremos amor y cariño? ¿Con qué moneda se paga tu amor?
¿Entonces? digo, como si una voz mágica me fuera a contestar. ¿Qué hago? ¿Mantendré en éste caso tanta libertad de mantenerme helada? Pasé al estado mas tenebroso del agua, cuando he sido tanta lluvia y vapor; tan nada y visible. Ahora me veo y me muestro como me siento: Nula. Neutra, de todo mal. Gritando un auxilio sólo dentro de mi ser, podés ver la calma antes de la tormenta. Pero, aviso: no hay tal tormenta. No existe, porque todavía no vuelvo a ser nada. Estoy helada, quieta. Estancada en mi propio olvido de las cosas. En cómo no me percaté de tan incierto final, así, buscando sólo amor.
Una caricia larga, no una tímida palmadita en la piel con lo que te queda del dedo índice. Una acción de valentía, no una cobarde carta de amor a pocos kilómetros en caballo. Saltemos juntos de la montaña mas alta, pero confiá en mi: no llevo puesto paracaídas. ¿Vos? ¿Cuánto tiempo esperás para venir a buscar lo que es tuyo? Tal vez, no sea tuyo en realidad. Pero todo su fluir está mirándote a vos, dirigiéndose hacia tu espectro. Es libre y danzante, pero te observa con cautela con qué cuchillo te lastimás. Frágil o no frágil, no pareció importar. Entonces, ¿qué queda de aquellos, nosotros, que solo queremos amor y cariño? ¿Con qué moneda se paga tu amor?
Ensayo sobre el amor y la amistad
Tengo la tendencia sentimentalmente suicida a enamorarme de las personalidades. Las formas, los gestos, las palabras, los intereses, los gustos, los hilos de conversación, la capacidad o incapacidad de empatía. Cuando conozco a alguien con una o dos cosas claves que me agraden, inmediatamente decido que esa persona, no puede caerme mal. De allí en adelante es puro espiral, puro progreso. Todo me sorprende, ya sea para mal o para bien, pero a la vez todo eso me ata más y me resulta mas atractivo mantenerme allí, que fumar un cigarrillo en presencia de cualquier otro ser que no sea ese. ¿Qué estaría mal? Si cada vez que tengo un encuentro tan astral con otro alma se genera eso, eso que, tal vez, dudo que otra persona pueda describir de tal manera como yo ahora. Uno lo siente, pero es dificil ponerle palabras, porque resulta parecerse al enamoramiento. Que, digamos, se trata de eso: por mas malo o bueno que sea, siempre hay algo que te ata, te mantiene, intacto o inerte, a los pies de alguien. Ese es el problema, las confusiones entre lo que es verdaderamente amor, y lo que es enamoramiento. ¿De qué otra manera que no sea la estupidez humana podemos arruinar semejante conexión? Amor es química. Enamoramiento, es como el gusto en el arte. Por eso, muchas fans se enamoran de sus cantantes o guitarristas, o actores favoritos. No conocen enteramente de él, pero algo las mantiene mirándolos como si fuera cuestión de piel. Y para el amor, se necesita de un olor, un grito, una mirada. Se necesita sentir.
En el proceso de evolucionar como ser racional, práctico, armonioso, el hombre debe aprender las diferencias de esos desarrollos, dimensiones. Una, estar "atado" de piel a alguien; otra, sentirse "atado" por una personalidad. Es difícil no ser autobiográfico, pero la reacción de comenzar a redactar se dió por la acción de reconocerme a mi misma que sufro de una (y cito) "tendencia sentimentalmente suicida a enamorarme de las personalidades"; y otra cosa es que vivo con mí misma, todos los días, es la única persona que estoy segura que conozco mas que a nadie.
No sé de otras personas que sufran lo mismo. Por eso, paso a explicar. Cometí ese error mas de dos veces en los últimos dos años. Habiendo estado enamorada de las formas, los gestos, las palabras o intereses de alguien; entregué mi química a cuerpos que no llenaban mi ser. Y dejé que esos cuerpos también se entregaran a mi, como si yo pudiera cuidar su dulce corazón. Perdí algo más importante, perdí compañía real. El amor llega, porque la química funciona perfectamente con la mente cuando se ponen de acuerdo; casi matemáticamente. Pero lo efímero de un gusto, o de unas palabras típicas de "él" o "ella", pierden por goleada contra la atracción exacta del verdadero amor. Eso no quiere decir, que tenga que tener una y no la otra. Si van de la mano, ¿por qué habría de perderme algo tan hermoso como amar, y tener amigos a los que ame? Por volver químico lo que es estrictamente de la mente. ¿Por qué los amigos se eligen? Porque uno los acerca o aleja debido a actitudes, a veces gustos. En cambio, uno no puede decir "Me voy a enamorar de aquél", simplemente pasa, y no hay manera de pararlo. De ahí, las malas elecciones en temas de amor y amistad. De ahí el dicho "no existe la amistad entre el hombre y la mujer". De ahí la desconfianza y el miedo a la hora de amar. De ahí. De esa, nuestra idiotez humana. Que nos hace caminantes a los tropezones, que nace de algo abstracto como el corazón. De ahí, nuestra tierna humanidad. Que nos hace poseedores de odios y simpatías, de amores y miedos. De dicotomías eternas.
"Dos cosas: voy a hacer lo que quiero; y no se lo que quiero"
En el proceso de evolucionar como ser racional, práctico, armonioso, el hombre debe aprender las diferencias de esos desarrollos, dimensiones. Una, estar "atado" de piel a alguien; otra, sentirse "atado" por una personalidad. Es difícil no ser autobiográfico, pero la reacción de comenzar a redactar se dió por la acción de reconocerme a mi misma que sufro de una (y cito) "tendencia sentimentalmente suicida a enamorarme de las personalidades"; y otra cosa es que vivo con mí misma, todos los días, es la única persona que estoy segura que conozco mas que a nadie.
No sé de otras personas que sufran lo mismo. Por eso, paso a explicar. Cometí ese error mas de dos veces en los últimos dos años. Habiendo estado enamorada de las formas, los gestos, las palabras o intereses de alguien; entregué mi química a cuerpos que no llenaban mi ser. Y dejé que esos cuerpos también se entregaran a mi, como si yo pudiera cuidar su dulce corazón. Perdí algo más importante, perdí compañía real. El amor llega, porque la química funciona perfectamente con la mente cuando se ponen de acuerdo; casi matemáticamente. Pero lo efímero de un gusto, o de unas palabras típicas de "él" o "ella", pierden por goleada contra la atracción exacta del verdadero amor. Eso no quiere decir, que tenga que tener una y no la otra. Si van de la mano, ¿por qué habría de perderme algo tan hermoso como amar, y tener amigos a los que ame? Por volver químico lo que es estrictamente de la mente. ¿Por qué los amigos se eligen? Porque uno los acerca o aleja debido a actitudes, a veces gustos. En cambio, uno no puede decir "Me voy a enamorar de aquél", simplemente pasa, y no hay manera de pararlo. De ahí, las malas elecciones en temas de amor y amistad. De ahí el dicho "no existe la amistad entre el hombre y la mujer". De ahí la desconfianza y el miedo a la hora de amar. De ahí. De esa, nuestra idiotez humana. Que nos hace caminantes a los tropezones, que nace de algo abstracto como el corazón. De ahí, nuestra tierna humanidad. Que nos hace poseedores de odios y simpatías, de amores y miedos. De dicotomías eternas.
"Dos cosas: voy a hacer lo que quiero; y no se lo que quiero"
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