Miró fijo el atardecer de un dia simple y sonrió. Su brillante sonrisa llegó a mis papeles, besó un lápiz negro, pintó de colores el cielo de un cuadro de Picasso, escribió dos letras de un viejo cuento de Stevenson, silbó dos acordes de Claro de Luna, caminó dos pasos de una obra de Sondheim. Anduvo caminando al costado del mundo por la vereda de enfrente a la mia. Fue solo un encuentro de amor, no piensen mal, besó una flor amarilla y siguió su camino. Flotando perfectamente sobre los inertes.
En este dia, no te dedico nada. Sólo te amo desesperadamente.
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