Soñar. Y que tu inconsciente te hable de Sauron y de Bush, de como el clima esta directamente conectado con ese ojo que todo lo ve.
Soñar. Y que tu inconsciente te deje sola para acercarte al posible amor de tu vida, que te cuida y te protege.
Soñar. Y que tu inconsciente aniquile sus propias perspectivas y te deje soñar con tu nuevo capricho de amar un imposible.
Soñar. Y que tu inconsciente te persiga por un mundo de frivolidad vestido de el ser humano que más daño le dejaste hacerte, para que puedas recordar cuantas veces le preguntaste ¿tanto te gusta hacerme sentir mal?.
Soñar, para luego no entender, y así preguntar, para no recibir respuesta y no saber como reaccionar.
Soñar, para enterarme que tengo la boca muy grande, los deseos con mucho apuro y la paciencia sin querer despertar.
Soñar, para nada sirve soñar si nunca supe escuchar los mensajes.
El desequilibrio del equilibrista
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