Tenías mi corazón en tu mano
y lo único que hiciste
fue estrujarlo
y estrujarlo
Hasta que quedaste ciego
y no viste la razón
Y volviste
y yo te di
y me desagradeciste
De nuevo.
Otra vez.
Enseñándote.
Santo de mis años mozos
déjeme probar de su miel milagrosa
devuélvame la energía que le dí
para que vaya aprendido
a las manos de la zorra
mas tierna que vi.